La mayor parte de las dosis fueron compradas por países desarrollados.
Desde que se logró desarrollar las vacunas en contra del covid-19, Tedros Adhanom, director de la Organización Mundial de la Salud (OMS), advirtió que era indispensable que la distribución fuera global, una y otra vez le dijo a la comunidad internacional que, de no distribuir vacunas de manera amplia a escala mundial se incrementaría el riesgo del surgimiento de nuevas variantes peligrosas con la capacidad de hacer obsoletas a las vacunas existentes.
En distintos momentos de 2021 se hicieron llamados a fortalecer Covax, que es el mecanismo para distribuir vacunas a los países de menores ingresos, sin embargo, los llamados no fueron atendidos y la mayor parte de las dosis fueron compradas por países desarrollados que, incluso, las acumularon sin usarlas. Un ejemplo: de acuerdo con Afinity, una compañía de análisis, de las 2 mil 110 millones de vacunas producidas por Pfizer, únicamente el 31 por ciento se fue a los países de menores ingresos.
Los incentivos políticos de corto plazo se impusieron, sobre todo en los gobiernos democráticos de las economías desarrolladas, que optaron por aplicar tercera dosis y acumular vacunas por un exceso de cautela dejando a buena parte de los países de bajos ingresos a la deriva, lo que implica un despropósito desde una dimensión ética y jugar a la ruleta rusa desde una óptica económica.
¿Cuánto cuesta fortalecer Covax versus lo que se borró en la jornada bursátil del viernes? ¿Cómo se compara el costo de donar vacunas a países en África subsahariana o países pobres de América Latina o el sudeste asiático con el costo de tener que volver a confinar a Europa o Estados Unidos o enfrentar el costo social y económico de una nueva ola?.
Adicional a ello, según cálculos de Afinity, los países desarrollados tienen 500 millones de vacunas para distribuir, aun considerando terceras dosis, para finales del año serán mil millones de dosis que, en caso de no utilizarse, van a caducar, lo cual es absurdo.
El CEO de Pfizer, Albert Bourla, decía con orgullo que la compañía que él encabeza podría tardar únicamente 95 días en desarrollar una vacuna nueva en caso de que alguna variante hiciera obsoletas a las actuales, ¿Cuánto vale volver a distribuir nuevas vacunas? ¿Cuánto cuesta confinar a varios países por 95 días?
No obstante, los países desarrollados como Estados Unidos decidieron jugar a la ruleta rusa y con omicron parece que hay una bala en la recámara y los mercados de capital han reaccionado en consecuencia.
En caso de que omicron resulte muy contagiosa, pero que no haga obsoletas a las vacunas ya aplicadas, el mundo tendrá una gran oportunidad de seguir un camino lógico y correcto, que es hacer lo que sea necesario para acelerar la vacunación a escala global lo que implica destinar más recursos para producir y distribuir vacunas y utilizar las que se han acaparado.
En cuanto a la renuncia de patentes, no estoy seguro, porque si bien tiene lógica en ciertas circunstancias, considerando que vendrán más pandemias es clave mantener los incentivos para las empresas que arriesgan capital para desarrollar vacunas con el incentivo de generar utilidades, con todo y sus errores el sistema de mercado es una de las formas más eficaces para asignar recursos, aunque en situaciones como una pandemia o el cambio climático no lo es tanto cuando el horizonte de utilidades es de corto plazo.