El domingo será la quinta ocasión en la que participaré ejerciendo mi voto en una elección presidencial. En las cuatro ocasiones anteriores, no voté con entusiasmo por un candidato o su campaña en particular, aunque sí por participar en la democracia de mi país. La quinta no será la vencida, ya que ninguna de las dos candidatas ni el candidato me generan la convicción de que lograrán gobernar y tomar las decisiones que permitan a México estar a la altura de su potencial.
LOS ENTUSIASTAS
A las urnas acuden con mucho entusiasmo por los candidatos tres clases de personas: sus familiares y amigos, los fanáticos y los inocentes. Los fanáticos creen que su líder salvará al país y se diferencian de los inocentes al considerar que quienes no comparten la adhesión al líder son enemigos o ignorantes y serán capaces de justificar las acciones más atroces o rechazar lo que ayer aplaudían si el líder así lo determina. Es mejor que los electores sean realistas y escépticos, incluso con las figuras que han elegido.
MADUREZ DEMOCRÁTICA
A muchos ciudadanos, como a mí, no nos genera entusiasmo ninguna de las candidatas, el candidato o sus campañas. Quizás esto sea deseable, ya que en mi caso tengo muy claro que el país no se acaba ni se reinventa cada seis años. Tengo presente que hay que defender la democracia porque es el principal mecanismo de retroalimentación para los que nos gobiernan. La democracia es un trabajo en progreso, por lo cual no está garantizada y hay que cuidarla.
PROBLEMA IGNORADO
En materia económica, ninguna de las tres figuras ha registrado lo más esencial en ese renglón: reducir la economía informal. Los datos de la Encuesta de Ocupación y Empleo del Inegi correspondientes al primer trimestre del año muestran que la informalidad laboral se mantiene en 54%. Datos correspondientes al año pasado reflejan que 55% de los trabajadores del sector informal aportan apenas 26% del PIB, mientras que 45% de trabajadores formales generan 74% restante. En su libro Esfuerzos mal recompensados, Santiago Levy explica ampliamente por qué esa distorsión en la economía mantiene al país atrapado en una dinámica de bajo crecimiento. A pesar de esto, ningún candidato hizo de la economía informal un elemento central de su programa económico.
CRECER EL PROBLEMA
Lo que sí es un problema es que las propuestas de las dos candidatas intensifican el problema demográfico y de pensiones, debido a que sus propuestas no sólo no lo resuelven, sino que se hace el hoyo más grande en 10 años. 55% de los mexicanos no tiene seguridad social, por lo tanto, no tendrá ahorro para el retiro. En ese contexto, la propuesta de Xóchitl Gálvez de bajar la edad para recibir la pensión universal, es regresiva porque la pensión la obtienen las personas de la tercera edad prósperas y pobres por igual. La candidata Claudia Sheinbaum obviamente mantendrá la pensión universal más la Pensión del Bienestar, que busca garantizar un retiro mínimo para los trabajadores formales que ganan hasta dos salarios mínimos y que son 73% de empleados actuales y ello aumenta la carga sobre las finanzas públicas, cuando el bono demográfico se convierta en un tsunami el pasivo laboral será insostenible. Esto, sumado a las reformas constitucionales que propuso el Presidente y que serían muy problemáticas para la economía. De Jorge Álvarez no hay nada que vaya más allá de los grandes lugares comunes y, en la dinámica de dos candidatas, no es constructivo y distrae votos definitorios para escoger uno de los dos proyectos de país.
REFLEXIÓN EN LA URNA
En conclusión, acudiré contento a votar, consciente de que tachar la boleta es sólo un eslabón en la construcción democrática. Escogeré el perfil más cercano a poder lidiar con el problema de Estado de derecho, que se manifiesta en inseguridad pública, que logre desarrollar la infraestructura logística y eléctrica, y ponga las bases para integrar a las zonas del país que han quedado rezagadas del crecimiento económico vinculado a la incorporación con la región Norteamérica y que detone el potencial de enorme mercado de consumo que es México. Sobre todo voy a votar por un proyecto que construya y fortalezca los mecanismos democráticos que, por regla, incluyen contrapesos al presidencialismo.