Rodrigo Pacheco
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La tormenta perfecta para México

Agustín Carstens siempre fue muy dado a las metáforas, como “ la tormenta perfecta” o el “huracán de grado cinco para México”, ayer, en un discurso en su carácter de director gerente del Banco Internacional de Pagos, que es una suerte de banco central de los bancos centrales, Carstens recurrió a una nueva metáfora al decir que se acabó la época cuando se podían matar dos pájaros con la misma piedra. La metáfora se refiere a que, cuando la inflación estaba por debajo de su objetivo, los banqueros centrales, sobre todo en economías avanzadas, podían estimular la actividad económica y, al mismo tiempo, llevar la inflación a niveles óptimos a través de una política monetaria expansiva de bajas tasas de interés. Carstens identifica tres factores que explican el sorpresivo surgimiento de la inflación desde el año pasado: 1º Una fuerte recuperación de la demanda agregada, debido a una expansión económica más acelerada comparada con recesiones anteriores. 2º Un cambio en consumo de bienes en detrimento del consumo de servicios cara a cara, como los viajes, el cine, los restaurantes, etcétera. 3º Una oferta agregada que, sorprendentemente, no pudo responder a la demanda. Los tres factores obedecieron a los cambios de patrones de consumo por la pandemia, la política fiscal y monetaria expansiva y la invasión a Ucrania. Agustín Carstens concluye que la clave para un crecimiento sostenible no debe ser la política fiscal o monetaria, por lo que el camino es fortalecer la capacidad productiva de la economía. Desde la Gran Recesión de 2009, los banqueros centrales han señalado en diversas ocasiones que la política monetaria no puede sustituir a las políticas para incrementar de manera sostenida la productividad y el crecimiento económico.


¿RECESIÓN A LA VISTA?


El cambio de paradigma que plantea Carstens implica que estamos entrando a una era en la que el dinero será más caro, lo que implica que el crecimiento económico será más difícil e incluso hay quien comienza a visibilizar una recesión. En una entrevista con Larry Summers, el magnífico economista y exsecretario del Tesoro, dijo que, haciendo un análisis de los últimos 75 años de historia económica de Estados Unidos, cuando hay una tasa de desempleo por debajo de 4% y una inflación por encima del 4%, la posibilidad de que haya una recesión al siguiente año es de 50% y de 75% en los siguientes dos años. El Deutsche Bank también advirtió que el incremento de tasas por parte del banco central de Estados Unidos va a generar una recesión hacia finales del año. Ante este panorama, la pregunta es: ¿cómo lograr navegar la nueva era de inflación generando la recesión más leve posible?


PANORAMA MÉXICO


Una recesión en Estados Unidos, aunque sea leve, será un problema significativo para México, sobre todo porque, a diferencia de muchos otros países, incluyendo varios de América Latina, nuestro país no se ha logrado recuperar de la caída de 0.1% en 2019 y de 8.3% en 2020, dado que el año pasado el crecimiento fue de 5% y en 2022 será positivo si se logra un crecimiento de 2 por ciento. Un dato negativo en 2023 provocará no sólo un sexenio perdido, sino un sexenio negativo, lo que, además, incrementará la presión sobre las finanzas públicas. En ese escenario, no hay que esperar hasta 2023 para que se materialice una tormenta perfecta en México que erosiona una de sus principales fortalezas en la primera mitad de 2022, dicha fortaleza es el Tratado México, Estados Unidos y Canadá, y se pondrá en entredicho si la Suprema Corte de Justicia acepta la constitucionalidad de la Ley de la Industria Eléctrica. El gobierno de Joe Biden ya ha dado varias señales de que no será paciente con México en caso de que cambie el panorama energético, la buena noticia es que, hasta ahora, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha sido muy pragmático a la hora de lidiar con las demandas de Estados Unidos; la pregunta es si renunciará a su visión energética o provocará la tormenta perfecta.

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