Rodrigo Pacheco
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El momento de los seguros

Juan Carlos, jefe de información de mi programa de radio, me llamó el lunes de la semana pasada para informarme que había dado positivo a covid-19.


Ese mismo día, más temprano, trabajó desde casa debido a que había tenido un poco de temperatura. No era la primera vez. Y es que a lo largo de esta pandemia todos hemos tenido covid-19 sicológico varias veces, con estornudos, dolor de estómago o dolor en las articulaciones, lo que te hace pensar que por fin te alcanzó el virus. Afortunadamente, en Grupo Imagen hemos seguido buenos protocolos, siempre con cubrebocas cuando estamos trabajando fuera del aire y limitando el tiempo de interacción presencial. Gracias a ello no me preocupé de que me hubiese contagiado, más bien me preocupó él. Y es que aunque ya se aplicó la primera dosis de la vacuna AstraZeneca, dar positivo a covid-19 es una posibilidad tangible aún para aquellos que tienen el esquema completo de vacunación.


En el transcurso de aquel lunes, a Juan Carlos le bajó la oxigenación a 85 por ciento, por lo que era evidente que lo mejor sería que pudiese hospitalizarse de manera proactiva. Una y otra vez ha quedado claro que la atención temprana hace una enorme diferencia en las consecuencias e impacto de la enfermedad. Sin embargo, hospitalizarse proactivamente puede considerarse alarmista y resultar costoso. De acuerdo con el reporte más reciente de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS), el costo promedio de atención hospitalaria privada por covid-19 en México es de 485 mil pesos y únicamente el 0.7 por ciento de las familias impactadas por esta enfermedad, entre junio y agosto, contaron con un seguro de gastos médicos.


Juan Carlos es un caso atípico, afortunadamente, porque antes de cumplir los 30 años ya tenía contratado un seguro de gastos médicos mayores, así que con toda tranquilidad se pudo atender, temprana y efectivamente, en uno de los mejores hospitales de la Ciudad de México. El asunto no es menor si consideramos que, de acuerdo con el Inegi, en 2020 la mortalidad hospitalaria por covid-19 en instituciones privadas fue de 10 por ciento, lo que contrasta con los hospitales públicos, en los que la mortalidad superó el 50 por ciento.


La baja penetración de los seguros en México no es sorprendente si tomamos en cuenta el Informe de Ocupación y Empleo del segundo trimestre, elaborado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, y en el cual se reporta que el 65 por ciento de la fuerza laboral en México gana hasta dos salarios mínimos, mientras que tan sólo un dos por ciento, 813,326 trabajadores, perciben un salario superior a 21 mil pesos mensuales.


No obstante, los mismos datos se aplican a todos los sectores que han surgido con fuerza, como el comercio electrónico, los servicios financieros a través de internet, las entregas de comida a domicilio a través de plataformas e incluso los contenidos bajo demanda.


A diferencia de otros negocios, el sector de los seguros tradicionales no parece estar aprovechando el momento que ha generado la pandemia, al hacer evidenciar que un seguro de gastos médicos puede ser la diferencia entre vivir o morir.


Si bien la realidad de los ingresos en México impone muchos límites al modelo tradicional de los seguros, hay espacio para la innovación. Un buen ejemplo de ello lo ofrece la alianza de BBVA y Bupa, que lanzaron un producto denominado Tu médico particular con pólizas de 19 pesos diarios y que contemplan orientación médica por teléfono, videoconferencia y médico en casa, es decir, un esquema complementario de un seguro de gastos médicos mayores.


Un elemento clave para que las insurtechs despeguen, más allá de los agregadores y cotizadores, es el concepto de la Base de la Pirámide que concibió C.K. Prahalad, que se refiere a adaptar los modelos de negocios para segmentos de bajos ingresos.


En el caso de los seguros, ello requeriría una transformación profunda de la estructura de costos de la atención médica. La oportunidad está ahí para quien sepa aprovecharla, los incumbentes o los emprendedores con mucho capital.

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