El éxito no se puede entender sin considerar los avances que ha tenido el estado.
En 1976, un año después de que nació la Secretaría de Turismo, se celebró el primer Tianguis Turístico, la sede no podría ser otra que el mayor atractivo internacional que tenía el país en ese entonces, Acapulco. Sin embargo, casi el 60 por ciento de los ingresos por turismo internacional provenían de la zona fronteriza con Estados Unidos, los esfuerzos eran improvisados y no había muchas acciones de promoción internacional.
Desde entonces hasta ahora se han celebrado 45 ediciones del Tianguis Turístico, pero, sin duda, el que terminó ayer es el más emblemático por varias razones: primero, porque en su edición 2020 ya enfrentaba un reto importante debido a la desaparición del Consejo de Promoción Turística de México, pero sobre todo porque se esfumó la voluntad del gobierno federal de gastar para posicionar a nuestro país en el extranjero.
En ese contexto llegó la pandemia, que golpeó con ferocidad al sector turístico a escala global; en nuestro país, el impacto fue más agudo ante la ausencia de medidas contracíclicas, por lo que cientos de miles de pequeños negocios vinculados a dicho sector desaparecieron. Estas circunstancias hicieron que la organización del Tianguis para Yucatán fuera un reto formidable, dado que se tuvo que posponer en tres ocasiones. A pesar de ello, el evento fue un éxito, gracias al gobierno de Yucatán y, particularmente a la secretaria de Turismo Michelle Fridman, quien se llevó el mayor aplauso en la inauguración. Además, de poco presupuesto, una actitud adversa del gobierno federal hacia los empresarios, 15 gobernadores al inicio de su curva de aprendizaje por el relevo en las gubernaturas y otras entidades, como la Ciudad de México, acéfalas, aun con todas estas dificultades el Tianguis salió adelante con éxito.
Más allá de los números, que fueron superiores a los del Tianguis 2019, algunos touroperadores me contaron que tuvieron citas con compradores de todo el mundo y ello se dio gracias a una estrategia asertiva con marcaje personal para que los compradores asistieran a todas sus citas. El éxito del Tianguis de Yucatán no se puede entender sin considerar los avances que ha tenido el estado anfitrión en posicionarse por su gastronomía, su herencia cultural, nivel de infraestructura, pero sobre todo por su seguridad y de ahí que la vara será inalcanzable para Guerrero, que tomó la batuta para organizar la siguiente edición.
En Acapulco es difícil replicar los eventos que se realizaron en las haciendas cercanas a Mérida, tampoco será sencillo promover los atractivos turísticos del estado, sobre todo al considerar el gran problema de seguridad que desapareció al puerto para el turismo internacional. Un dato que ilustra la desaparición de Acapulco como destino internacional es el tráfico de pasajeros internacionales a esa ciudad, entre enero y octubre aterrizaron apenas 34,592 visitantes internacionales que el promedio diario de los visitantes foráneos que arribaron a Cancún o la mitad de los que registró Veracruz también en los primeros 10 meses del año.
La lección es obvia, por más que un estado tenga infraestructura, recursos naturales, calidez y calidad en la atención, sin seguridad no hay posibilidad de tener una actividad turística fuerte y, por ello es que Quintana Roo está corriendo un enorme riesgo al no arrancar de raíz la inseguridad.
La solución va más allá de desplegar a la Guardia Nacional y tiene que ver mucho más con recuperar a las policías estatales y municipales a lo que se debe sumar trabajo de inteligencia. El turismo es un termómetro del éxito en varias dimensiones de un estado y en dicha medición sale muy bien librado Yucatán.
clm