Rodrigo Pacheco
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La fragilidad electoral de EU

En un mes, exactamente, los estadunidenses decidirán si su próximo líder político es otra vez él o, por primera vez, ella. Donald Trump no sólo se juega su regreso a la Casa Blanca; se juega su libertad, ya que, de perder, le caerá un aluvión de procesos legales en su contra.

Por ello, su única opción es ganar a cualquier costo la presidencia de Estados Unidos. No es sorpresa que se haya negado a responder si reconocerá su derrota en caso de que las urnas no lo favorezcan. Ayer, el presidente Joe Biden dijo que está seguro de que las elecciones serán justas, aunque no está seguro si serán pacíficas o habrá problemas posteriores.

 

Ambiente enrarecido

Los seguidores más fervientes de Donald Trump viven la elección como un proceso existencial, en un ambiente enrarecido con dos atentados en su contra y mucha información falsa que se amplifica en cajas de resonancia.

Basta pasearse por la cuenta de X de Elon Musk para encontrar el supuesto complot de los demócratas para convertir en ciudadanos a venezolanos, haitianos y todo tipo de refugiados, supuestamente para ganar la elección. Esto le hace concluir al fundador de Tesla que, de triunfar, Kamala Harris será la última elección.

La percepción encuentra resortes en las posturas extremas en el otro lado del espectro político, en donde el exceso de corrección política ha provocado la supresión de ideas en la academia e incluso un control excesivo de ciertos contenidos en las redes sociales.

Un ejemplo de esto ocurrió durante la pandemia, cuando se suprimió cualquier planteamiento que considerara la posibilidad de que covid-19 hubiera salido de un laboratorio en Wuhan, en China.

 

Tres fragilidades

La diferencia entre una Casa Blanca con Trump o con Harris es enorme en asuntos cruciales para la estabilidad internacional. En cuanto a Ucrania, el triunfo del republicano implicaría buscar una salida negociada a la que previsiblemente Zelenski se resistiría. La pregunta en ese escenario es si el resto de la OTAN estaría dispuesta a ocupar el espacio vacío que dejaría la Unión Americana y si ello sería suficiente. En caso de ganar Harris es probable que continuaría la ayuda estadunidense, pero también el riesgo de un escalamiento del conflicto ante un Putin más acorralado.

En Oriente Medio el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, escapando hacia adelante, exacerbando la confrontación con Irán y empujando hacia un conflicto regional que encuentra a Estados Unidos en un momento de debilidad por el proceso electoral. Las consecuencias electorales de un conflicto que involucre el respaldo militar de Estados Unidos a Israel antes de la elección son una incógnita.

El único escenario geopolítico que tiene que ver directamente con México es el de China y el tema en el que confluye la visión demócrata y republicana. Ambos partidos y candidatos coinciden en que la nación asiática es el rival estratégico de Estados Unidos, por lo que requiere contención, así como transformar la economía para reducir las dependencias y proteger industrias.

 

El efecto en México

Dado que la Unión Americana absorbe 84 por ciento de las exportaciones mexicanas, representa la fuente principal de remesas, de Inversión Extranjera Directa (IED), de inversión de cartera, y ocho de cada 10 turistas que llegan a territorio nacional cada año, es claro que las fragilidades electorales de allá tienen consecuencias de este lado de la frontera. Más allá de la inmediatez, el primer asunto en el que México deberá definirse es con respecto al comercio con China, que hoy es el principal socio comercial, y ése será el primer desafío del nuevo secretario de Economía.