Los contenidos son la puerta que puede ayudar a captar la preferencia del consumidor
La más reciente película que vi fue La guerra del mañana. Es un filme palomero, probablemente si se hubiera estrenado en el cine no la hubiera ido a ver y eso me hizo reflexionar sobre la baja fricción que hoy tiene la experiencia del cine y la enorme cantidad de recursos que están invirtiendo muchas compañías en generar contenido de entretenimiento.
La clave radica en que los contenidos se han convertido en la puerta que puede ayudar a captar la preferencia del consumidor, por ello no es sorprendente que Walmart haya mostrado interés en comprar Tiktok el año pasado, cuando Trump casi logra forzar la venta de la operación en Estados Unidos. En su libro The Ride of Lifetime, Bob Iger cuenta que cuando recién asumió el rol de CEO de The Walt Disney Company, después de un tortuoso proceso, invirtió toda su legitimidad y capital político con el Consejo de Administración para comprar Pixar, de las manos de Steve Jobs, bajo la lógica de que el motor que mueve los negocios de Disney son los personajes que generan ingresos por licencias, mercancías y atraen al público a los parques de diversiones. Luego del éxito de la compra de Pixar, Iger compró Marvel, posteriormente Lucasfilm y, finalmente, varias propiedades de 21st Century Fox. Bob Iger no ideó las compras pensando en los servicios de contenidos bajo demanda, pero dichos activos le permitieron tener la escala con películas y series para comenzar a competirle a Netflix. El dato más reciente de la película Black Widow muestra que la apuesta de Iger fue adecuada, dado que generó ingresos por taquilla en su primer fin de semana de estreno por 80 millones de dólares en Estados Unidos y 78 millones de dólares en otras partes del mundo. Lo más interesante fueron los 60 millones de dólares que obtuvo a través de Disney Plus. El negocio de Disney se encuentra rebosante, a pesar del impacto de la pandemia en sus parques de diversiones; la ecuación funcionó, el contenido es la puerta a la preferencia de los consumidores en otros negocios.
La misma lógica siguió Amazon Prime Video al generar una plataforma que le permite atraer a nuevos clientes del servicio Prime de la tienda en línea y, al mismo tiempo, explorar una eventual fuente de ingresos, entendiendo que Jeff Bezos tiene una visión de largo plazo que le permite operar lejos del punto de equilibrio por muchos años. Al igual que Disney, Amazon, que ahora dirige Andy Jassy, sabe que la manera más rápida para atraer audiencias es comprando contenidos bien posicionados y generando productos propios. Lo primero, Amazon lo logró con la compra de los estudios en MGM, copropietarios de James Bond y que tienen un extenso catálogo de películas y series de televisión. La operación propuesta contempla 8,500 millones de dólares, aunque la instancia reguladora de las telecomunicaciones en Estados Unidos podría frenar el acuerdo. La otra apuesta que ha hecho Amazon es invertir en contenido original, como La guerra del mañana, que tiene un gran despliegue publicitario y tuvo un presupuesto de 200 millones de dólares. En su momento, AT&T hizo lo propio con la compra de Time Warner y, con ello, buscó apalancar su negocio de telecomunicaciones, sin embargo, en ese caso los inversionistas castigaron esa compra, que fue idea del anterior CEO, Randall Stephenson, por lo que el nuevo líder, John Stankey, hizo una alianza con Discovery para tratar de corregir el entuerto, pero la idea no estaba errada, sólo que el estómago de los inversionistas no aguantó la digestión. No obstante, hay un negocio en el contenido mismo, como lo demuestran HBO Max y el propio Netflix, junto con las otras plataformas. En Hispanoamérica hay mucho por hacer, se han realizado algunos esfuerzos, el más sólido es la alianza de Televisa y Univision, que ha dado un paso sólido en la guerra del mañana.