Un asunto urgente será la velocidad con la que recorra su curva de aprendizaje en la burocracia
Una clave para el éxito del próximo secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, será jerarquizar tres clases de problemas: los urgentes e importantes, los importantes y los urgentes. El primer asunto urgente e importante será sacar adelante el paquete económico, para ello requerirá de grandes habilidades de negociación con el objetivo de cumplir dos aspectos: mantener en el gasto los objetivos de la administración —como las obras emblemáticas y programas sociales, como el aumento en el monto de la pensión para el Bienestar—, generando austeridad y, en el lado de los ingresos, negociar e implantar cambios fiscales que permitan garantizar los ingresos sin aumentar impuestos.
En la parte de los ingresos no veo que el nuevo secretario tenga incentivos para intentar hacer cambios en el Servicio de Administración Tributaria (SAT), pues su titular, Raquel Buenrostro, goza de cercanía con el Presidente, lo cual le ha permitido tener independencia de Hacienda. Además, la estrategia de Buenrostro de ir en contra de los grandes contribuyentes ha sido exitosa, particularmente en la crisis del año pasado. Sin embargo, también se convirtió en un dique para permitir una prórroga fiscal para las personas morales durante lo más agudo de la pandemia.
El segundo aspecto es la dimensión política del Paquete Económico 2022, el cual será un reto mayúsculo para Ramírez de la O, ya que si Morena pretende mantener como aliados a los legisladores del Partido Verde, el acuerdo político tendrá que estar acompañado de recursos presupuestales. Lo mismo ocurrirá si se busca atraer a legisladores desafectos del PRI. En el perfil de Ramírez de la O no hay indicios de los alcances de sus habilidades negociadoras, y es que aunque sean muchos los canales de negociación política, al final la cuadratura del círculo recaerá en Hacienda.
Un asunto urgente —que de no resolverse puede convertirse en importante— será la velocidad con la que recorra su curva de aprendizaje en la burocracia, pues no tiene experiencia como funcionario federal y tendrá que colocar a su propia gente sin generar disrupciones en los equipos que han venido trabajando desde el inicio de la administración. Además, como en toda burocracia, en los ajustes habrá propensión a roces y choques con otros secretarios. Aunque el respaldo del Presidente ayudará mucho, Ramírez de la O requerirá de gran habilidad.
Un problema importante será reactivar la inversión. Para ello será clave generar confianza entre los empresarios y evitar más cambios súbitos. El asunto no será sencillo porque el Presidente ya delineó que busca una reforma para fortalecer a la CFE, lo que afectará de manera transversal a toda la industria y puede acabar por generar tensiones en el marco del T-MEC. La clave será la ayuda y coordinación de Alfonso Romo, como puente con los empresarios nacionales, y la de Tatiana Clouthier con las cámaras del sector privado.
También será crucial la influencia con el Presidente para evitar lo más posible que los arranques en las mañaneras generen agendas desgastantes y poco constructivas.
Un problema importante y de nudo gordiano, aunque no urgente, serán Pemex y sus eternas reestructuras financieras.
Otro tema importante y abstracto será el de transformar la estructura económica del país para que la informalidad comience a dejar de ser el mayor componente de la fuerza laboral y con ello pueda mejorar la productividad y, por lo tanto, la prosperidad. Sin embargo, hay un choque conceptual entre el alcance de las políticas sociales y generar incentivos para la formalidad.
Problemas urgentes habrá millones, muchos de ellos generados antes de las nueve de la mañana, ignorarlos o contenerlos con gracia y sin agravios será una prueba difícil y de pronóstico reservado.