La Conferencia Nacional Republicana en Milwaukee fue indistinguible del Super Bowl o el Eras Tour de Taylor Swift. Kid Rock dio un concierto, hubo lágrimas, Hulk Hogan rompió su camisa y Donald Trump cerró con un discurso providencialista que, tomando en cuenta el marco de referencia polarizante del expresidente, fue sorprendente por comenzar llamando a la unidad, aunque después de una larga crónica del atentado regresó a sus fobias y falsedades. Sin embargo, en el ruido del espectáculo, pasó relativamente desapercibida la sacudida que el candidato republicano le dio al sector automotriz.
ADIÓS AGENDA VERDE
Desde hace algunos años, las compañías automotrices que producen vehículos en la región de Norteamérica se estaban preparando para adaptarse a las nuevas reglas para avanzar en la electromovilidad, cuya última fase se anunció en marzo de este año por el gobierno de Biden. El objetivo es que para 2032, el ciento por ciento de los automóviles, camionetas y utilitarios que se vendan en la Unión Americana sean eléctricos o híbridos. En su discurso, Trump dijo que desde el primer día de su mandato terminará con esa regla, lo cual echa por tierra las regulaciones recientes de Biden.
CONTRA EL UAW
La política de Trump hacia el sector automotriz no se puede entender sin su enfrentamiento contra el poderoso sindicato United Auto Workers (UAW), que en febrero dio su respaldo a Joe Biden para su reelección. El candidato republicano dijo que el líder del UAW, Shawn Fain, debe renunciar. Probablemente, las tres compañías automotrices que el año pasado enfrentaron una huelga simultánea (Ford, General Motors y Stellantis) estarán de acuerdo. Además, después del atentado, la persona más próspera del planeta, Elon Musk, dijo que le dará a Trump un robusto respaldo financiero a su candidatura. Como dueño de la empresa automotriz más grande del mundo por valor de capitalización de mercado, Musk siempre se opuso a que los trabajadores de Tesla se afilien al sindicato, lo que le ganó ser excluido por el gobierno de Biden en la formulación de políticas de electromovilidad.
NUEVA SEÑAL PARA CHINA
Una y otra vez, tanto demócratas como republicanos han mentido al afirmar que las compañías automotrices chinas están construyendo grandes plantas de manufactura en México con las cuales supuestamente van a inundar el mercado estadunidense. Aunque hay anuncios, hasta ahora no han comenzado a construir instalaciones para producir automóviles, y BYD ha dicho que sí quiere tener una planta, pero no estaría destinada a exportar a Estados Unidos. Más allá de ello, por segunda ocasión Trump dio una fuerte señal a las compañías chinas al plantear que las dejaría vender en Estados Unidos siempre y cuando pongan plantas en su territorio y, obviamente, utilicen mano de obra de ese país. Cualquier compañía china haría lo que fuera necesario para tener acceso al mercado automotriz más lucrativo del planeta, el cual con el gobierno de Biden ya les aplica un 100 por ciento de arancel.
EL PAPEL DE MÉXICO
Con Trump, México enfrentará desafíos que comenzarán antes de que inicie la revisión del T-MEC, programada para el 2026. No obstante, también habrá oportunidades en caso de que Trump les permita a las compañías chinas poner plantas en Estados Unidos, debido a que una buena parte de las cadenas de valor estarán en México. Aunque Trump invite a las empresas chinas, no está claro que vayan a aceptar. Todo dependerá, por ejemplo, de cómo traten a TikTok: si se retoma la agenda de obligar a venderla a manos estadunidenses, será claro que cualquier inversión china queda en riesgo ante medidas arbitrarias.
SE REQUIERE CAUTELA
El presidente López Obrador dijo ayer que va a enviarle una carta a Trump para explicarle las ventajas comparativas que México le da a Estados Unidos. Obviamente, esto no habrá caído bien en la Casa Blanca, donde Biden se aferra a la candidatura. Aunque Trump tiene una enorme ventaja y muy probablemente llegará a la Casa Blanca, México no debe adelantar demasiado sus cartas, debido a que la poderosa presidencia de Estados Unidos seguirá siendo demócrata por seis meses más y todavía le pueden hacer un daño considerable al gobierno mexicano. Más allá de ello, Trump sacudió el jueves por la noche al sector automotriz, que ocupa un papel clave en la economía mexicana. Que esto sea una oportunidad o un desafío dependerá de la velocidad y capacidad de respuesta.