Rodrigo Pacheco
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Vivimos en el futuro del calentamiento global

En 2007, Al Gore y el Panel Intergubernamental del Cambio Climático de la ONU recibieron el Premio Nobel de la Paz por difundir y generar conocimiento sobre los efectos de la actividad humana en el calentamiento global. Desde entonces hasta ahora, el mundo ha venido experimentando las consecuencias de este fenómeno. 17 años después, en 2024, los efectos son mucho más evidentes y el escenario que se venía planteando se ha materializado. Otis se convirtió en un huracán categoría 5 en menos de 24 horas e impactó un núcleo urbano de más de un millón de habitantes. Las sequías afectan la producción de maíz y han secado cuerpos de agua emblemáticos como el lago de Valle de Bravo. De acuerdo con la Comisión Nacional Forestal, tan sólo en 2024 se han registrado más de 3 mil 500 incendios forestales que han afectado a más de 179 mil hectáreas, mientras que la ola de calor ha provocado picos en la demanda de electricidad, lo que ha ocasionado apagones en 18 ciudades del país. 

SOLUCIÓN LIMITADA

La constante en los años y décadas por venir es que los huracanes, inundaciones, sequías, incendios y apagones seguirán aumentando en frecuencia y severidad. Esta tendencia se replica en todos los países del mundo, lo que implica que el mercado le va a asignar mayor valor a los mecanismos de mitigación de gases de efecto invernadero, principalmente en los países con economías avanzadas, como nuestro principal socio comercial. La comunidad internacional seguirá ejerciendo presión sobre los países emisores, aunque previsiblemente seguirá siendo difícil establecer un mecanismo global de bonos de carbono. Además, aunque existiera dicho mecanismo, no parece ser la herramienta más eficaz para reducir las emisiones.


INCAPACIDAD

Más allá de los esquivos mecanismos de mitigación, es una realidad que México tiene que colocar al calentamiento global en el centro de la formulación de políticas públicas, con el objetivo de que se tomen decisiones de manera integral. ¿A qué me refiero? Al no advertir que los fenómenos meteorológicos se están intensificando, Otis sorprendió al gobierno de Guerrero y al federal, sin un Fondo para la Prevención de Desastres y sin planes operativos para contener el problema social, lo que permitió los saqueos. Hoy, Acapulco está lejos de una recuperación. Las sequías encuentran al país con una banca de desarrollo para el campo desarticulada, por lo que se vuelve difícil el financiamiento para esquemas que mejoren la gestión del agua y los sistemas de riego. Como resultado, no hay una acción a gran escala para evitar que se desperdicie 50 por ciento del agua ni tampoco para prevenir el desperdicio del  líquido la red de distribución doméstica. No hay presupuesto para una gestión adecuada de los bosques ni para equipo y recursos destinados a controlar incendios.

 

SOCIEDAD Y EMPRESAS

Los efectos del calentamiento global continuarán y ello requiere gestionar al país con planeación de mediano y largo plazo para abordar los efectos del fenómeno en conjunto y no sólo de manera aislada. Dado que la curva de aprendizaje del próximo gobierno partirá casi de cero, el sector privado y las organizaciones de la sociedad civil tendrán que marcar la pauta. Ya vivimos en carne propia los fracasos medioambientales del pasado.