Rodrigo Pacheco
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Afortunadamente no es 1970

• A la explicación de Agustín Carstens hay que sumar la política expansionista de Joe Biden

Hay momentos en los que parece que vivimos en la década de los 70 del siglo pasado y no sólo en México. Como en aquella década, en 2022 la inflación alta predomina en buena parte del mundo, hay tensión entre potencias nucleares. Antes, la Unión Soviética-Estados Unidos; hoy, Rusia contra la OTAN por invadir Ucrania, el presidente de Estados Unidos buscando ayuda en Oriente Medio para que se produzca más petróleo, y Francia tomando el control con Électricité de France.


Afortunadamente no es así, mucho ha cambiado el mundo en los últimos 40 años, comencemos por la inflación. En su análisis, Agustín Carstens, director gerente del Banco Internacional de Pagos, dice que la dinámica de precios actual obedece a una recuperación acelerada de las economías, luego de la aguda recesión ocasionada por la pandemia, que provocó un repunte de la demanda agregada; un segundo factor fue el cambio en los patrones de consumo que hicieron a un lado los servicios y se volcaron hacia los bienes, lo que fue agudizado por el tercer factor que son los problemas de estrés sobre la cadenas de suministro globales que se vieron afectadas por contenedores dislocados, la política de cero covid de Xi Jinping, en China, y cuellos de botella en todo mundo, particularmente en los puertos de la Unión Americana.


A la explicación de Carstens hay que sumar la política expansionista de Biden, al inicio de su mandato, cuando envió cheques a los estadunidenses como parte de las medidas para ayudarles a enfrentar la pandemia, dichas ayudas se sumaron a los cheques de estímulo que ya había enviado Trump.


También hay que adicionar la invasión de Ucrania por parte de Rusia, que exacerbó el proceso inflacionario de los alimentos y los energéticos, y el error de muchos banqueros centrales, al subestimar la inflación como un proceso transitorio. Además, a diferencia de la década de los 70 del siglo pasado, hoy los mandatos de los bancos centrales son más claros y su tiempo de respuesta es mucho más rápido, por lo que difícilmente la inflación tendrá un proceso como el del siglo pasado, lo cual es muy positivo.


En materia geopolítica, en 2022, contrario a lo que ocurrió en la década de los 70 del siglo pasado cuando Henry Kissinger, como secretario de Estado, acercó a Nixon con Mao Zedong, como parte de una estrategia para hacer más grande la fisura del campo socialista y alejar aún más a China de la Unión Soviética, hoy, el principal rival de Estados Unidos es la nación asiática, aunque, en un escenario de alta inflación, Biden está teniendo que reconsiderar los aranceles que en su momento impuso Trump.


A diferencia de los años 70 del siglo pasado, cuando el Estado benefactor seguía en todo su esplendor, adquiriendo empresas por doquier, el anuncio que hizo el gobierno de Macron para nacionalizar a Électricité de France, al comprar 16 por ciento de las acciones que no posee el Estado, obedece más bien a la desesperación ante una compañía que no está pudiendo enfrentar sus costos para construir nuevos reactores nucleares, que le permitirían a Francia una mayor independencia energética y seguir apostando por el cambio de su matriz energética. Lo que sí se parece a 1970 es el populismo que, en tiempos de alta inflación, suele culpar de avaricia a las empresas, como lo ha hecho el presidente Biden.


En el caso de México también, afortunadamente, el país es muy diferente, además de vivir en democracia, la estructura económica es distinta, con un fuerte énfasis en la manufactura de exportación que ayuda a contrarrestar los sueños estatistas.

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