En junio del año pasado los restaurantes se enfrentaron a la extinción, al igual que negocios pequeños y medianos, y es que a diferencia de otros países en México no hubo medidas contracíclicas ante el cierre de la economía por la pandemia, sin embargo, muchos lograron sobrevivir mediante el comercio electrónico y las entregas a través de plataformas como Didi Food, UberEats o también a través de herramientas para habilitar el comercio electrónico que permitieron procesar pagos así como hacer entregas. De acuerdo con los datos que publicó el Inegi, mientras la economía se contrajo 8.2% los servicios de mensajería y paquetería crecieron 21%, lo que muestra el enorme valor que generaron y que toca al 90% de las actividades económicas. Con el auge que han tenido las plataformas tecnológicas de entregas no es sorprendente que el gobierno de la Ciudad de México quiera aprovechar y cobrarles un impuesto de 2% sobre el monto de las ventas antes de impuestos.
El Congreso capitalino aprobó dicha carga fiscal, bajo la denominación de aprovechamiento, que deberán pagar las plataformas de entregas como UberEats, Didi Food, así como Rappi, entre otras. El texto del artículo 307 TER dice lo siguiente: “Las personas físicas o morales que operen, utilicen y/o administren aplicaciones y/o plataformas informáticas para el control, programación y/o geolocalización en dispositivos fijos o móviles, a través de las cuales los usuarios puedan contratar la entrega de paquetería, alimentos, víveres o cualquier tipo de mercancía con entrega en el territorio de la CDMX, siempre que actúen con carácter de intermediarias, promotoras o facilitadoras, deberán pagar mensualmente por concepto de aprovechamiento por el uso y explotación de la infraestructura de la capital el 2% del cobro total antes de impuestos por cada entrega realizada”.
Hasta donde se puede interpretar, el nuevo impuesto no incluye a las plataformas de comercio electrónico como Amazon y MercadoLibre, dado que actúan como plataformas marketplace, en donde compradores y vendedores se encuentran, pero en las cuales el valor de la operación no incluye la entrega, no obstante ello, este tipo de plataformas pueden llegar a ser susceptibles a pagar ese impuesto cuando utilicen sus propias redes de entrega y no a través de las empresas de paquetería.
La justificación del nuevo impuesto está afincada en que las plataformas de entregas deben pagar por el aprovechamiento de la infraestructura de la CDMX y luego Claudia Sheinbaum justificó que todas las apps se llevan los recursos que generan fuera del país y que hay una parte que debe ser invertida en la ciudad. El argumento es totalmente fallido, de hecho, en una lógica de mercado que las aplicaciones han hecho fuertes inversiones en México a lo largo de los últimos años.
En marzo de 2020, UberEats anunció que invertirá 23 mil millones de pesos en los próximos 5 años, en cuanto a Didi Food no da a conocer las inversiones que ha realizado, pero es evidente que son cuantiosas dado que, desde que comenzó a operar en noviembre de 2019 a la fecha, ha logrado presencia en 70 ciudades en el país y cuenta con 75 mil repartidores. Un punto adicional es que Didi fue de las primeras en reaccionar a la pandemia aportando desde el 7 de abril de 2020 42 millones de pesos en viajes para personal médico y administrativo vinculado al sector salud, así como tres cupones semanales de comida y la entrega de 40 mil kits para enfermos. Rappi también tomó medidas en abril de 2020 al no cobrar comisiones a 5 mil pequeños restaurantes y suspendió el cobro de cuotas o préstamos a restaurantes y asumió la renta de varias dark kitchens. Uber Eats también generó medidas de apoyo a través de la aplicación de transporte y de comida para restaurantes. Las tres compañías llegaron a un acuerdo con la Canirac, AMR y Dicares para bajar comisiones en el contexto de la tercera ola en enero.
Así que, no se puede decir que éstas se han llevado el dinero fuera del país y en cambio los restaurantes sí resintieron la falta de apoyo del gobierno capitalino. Es lógico que en épocas de vacas gordas las quieran ordeñar, pero también es clave que sean muy transparentes con el destino de la leche para que no se use en aspiraciones presidenciales y de paso, que no insulten a la vacas con pretextos falaces.