El principal tema de la reunión de ese año fue el Banco de México y su decisión de política monetaria
Antes de que comenzara la edición 85 de la Convención Bancaria, era claro que sería emblemática, sobre todo porque su realización marcó el cierre de un ciclo pandémico dado que la edición 83, en la tercera semana de marzo de 2020, resultó ser el último gran evento de negocios que se realizó en México antes de que comenzara el confinamiento en el país y en la mayor parte del mundo. Además la edición 85 de la Convención Bancaria estaba marcada por la venta de los activos de Citibanamex.
Sin embargo, el principal tema de la reunión de este año fue el Banco de México y su decisión de política monetaria y no por el sentido de la misma, de hecho, en la encuesta de los analistas que publica Citibanamex cada 15 días, se dio el raro fenómeno de que las 32 áreas de análisis consultadas coincidieran en que la tasa de referencia se incrementaría en 50 puntos base y en ese sentido votó de manera unánime la Junta de Gobierno del banco central.
La controversia se dio por el descuido del Presidente que rompió todos los protocolos al anunciar antes que el Banco de México la decisión y partir de ese momento en el encuentro de los banqueros no se habló de otra cosa. Más tarde en la sesión inaugural, por la noche del jueves, el Presidente hizo algo inédito al ofrecer disculpas a la gobernadora del banco central, Victoria Rodríguez Ceja, así como al resto de los banqueros centrales que conforman la Junta de Gobierno. Ante dicho mensaje, hubo un respiro de alivio y es que hasta entonces no estaba claro si se trataba de restarle protagonismo al Banco de México en el contexto de la incomodidad presidencial con los órganos autónomos como la Comisión Federal de Competencia, el Instituto Federal de Telecomunicaciones, el Instituto Nacional Electoral y, en la parte energética, la Comisión Reguladora de Energía y Nacional de Hidrocarburos. A ello habría que sumar que en diciembre del año pasado, el gobierno federal tuiteó que en 2024 el Banco de México tendrá su moneda digital, dicho tuit generó críticas justificadas por la interferencia en la comunicación del banco central.
Al siguiente día en la conferencia mañanera, el Presidente aclaró que el secretario de Hacienda fue quien le informó de la decisión, hay algunas voces que plantean que Rogelio Ramírez de la O debería renunciar bajo el supuesto de haber violado el artículo 45 de la Ley del Banco de México, al no haber guardado confidencial de lo tratado en la Junta, sin embargo, antes de ello hay que considerar que la legislación considera que puede haber autorización expresa para hacerlo de la Junta de Gobierno de Banxico, en dado caso, el que no guardó la confidencialidad fue el propio Presidente, en el remoto caso de que se presente una demanda, sería difícil sostener que el titular de Hacienda cometió una indiscreción al informar a su superior jerárquico. Lo que es un hecho es que el episodio abolla la credibilidad de las instituciones en México, pero el país está muy lejos de repetir situaciones como la de Turquía o Argentina, en donde el Ejecutivo interfiere intensamente en las decisiones de política monetaria. En todo caso, en las pocas ocasiones que el Presidente se ha pronunciado se ha inclinado por una política monetaria restrictiva tendiente a controlar la inflación.
En el escenario actual pedir la renuncia del secretario resulta poco constructivo, sobre todo, porque él habrá sido el factor clave para que de manera inédita el Presidente reconociera su error y ofreciera disculpas.