La caída de Facebook es lo de menos para México.
El lunes se sintió el alcance que tiene Facebook y todas sus propiedades en nuestra vida cotidiana, sobre todo en lo que se refiere a WhatsApp, que se ha convertido en la columna vertebral de nuestra comunicación cotidiana, que nos permite comunicarnos con todos, desde las abuelas hasta las escuelas, las compañías, los amigos y colegas. Todavía no se ha calculado el impacto económico del apagón digital de siete horas que experimentó Facebook. Hay estimaciones, como la de Netblocks, que calcula mil 129 millones de dólares. Con la calculadora de Netblocks se estima que el impacto específico para México sería de 16 millones de dólares, aunque la metodología es poco clara. Lo importante es que la cifra del impacto del apagón de Facebook es de risa si la comparamos con el inminente apagón de inversión en energía que se vislumbra para México como consecuencia de la contrarreforma eléctrica que lanzó el gobierno federal el jueves de la semana pasada.
De acuerdo con un estudio publicado por el Consejo Coordinador Empresarial el año pasado, las sociedades de autoconsumo representan una inversión de 24 mil millones de dólares e involucra a empresas de todo tipo, que van desde cadenas de tiendas de supermercado, fabricantes de coches, productores de alimentos, etcétera. En conjunto, todas esas sociedades de autoconsumo producen 69 mil gigawatts hora al año, por lo que el impacto sería inmediato en la estructura de costos de todas esas compañías, lo cual, más temprano que tarde, estaría repercutiendo en los precios de productos y servicios.
Otra cifra clave que mencionó ayer en conferencia Carlos Salazar Lomelín es que se requieren inversiones anuales de 87 mil millones de pesos, lo que contrasta con el presupuesto de la Comisión Federal de Electricidad, que es de 45 mil millones de pesos, lo cual incluye producción y distribución. Por lo tanto, el resto de la inversión tendría que financiarse de cobrarles más cara la electricidad a las empresas. Aunque ello supone confiar en que la inversión se despliegue con eficiencia, lo cual es poco probable debido a los criterios políticos que suelen imponerse a los criterios de rentabilidad, como lo demuestra la condonación de deuda por 11 mil millones de pesos a 607 mil usuarios morosos de Tabasco que se acordó el año pasado.
Ese apagón sólo se refiere a la parte eléctrica porque, al aprobar la desaparición de la Comisión Reguladora de Energía y de la Comisión Nacional de Hidrocarburos, también se afectaría la inversión petrolera, lo cual explicaría la cifra comprometida de inversión que citó ayer el Consejo Coordinador Empresarial y que asciende a 44 mil millones de dólares.
Lo más relevante es que México está dejando pasar años clave para transformar su matriz energética a fuentes renovables como lo está haciendo Estados Unidos y el resto del mundo, lo cual puede tener consecuencias todavía más profundas porque nuestro país perdería sus ventajas comparativas en materia de manufactura. Muchas empresas globales que operan en México, como General Motors, han establecido compromisos como que el 100 por ciento de su insumo energético debe ser de fuentes renovables, lo cual sería imposible de aprobarse la contrarreforma.
Además, la propuesta tiene una contradicción inherente y es el litio, que es el insumo clave en la nueva matriz energética de renovables en la que México no estaría participando dado que la contrarreforma eléctrica está alineada a los hidrocarburos, pues la CFE ha puesto énfasis en las plantas que utilizan combustóleo para darle viabilidad a Petróleos Mexicanos.
El apagón de Facebook es lo de menos para México si es que 33 de los 49 diputados del PRI y siete de sus senadores optan por la contrarreforma propuesta por el Presidente. Aun cuando se aprobara la contrarreforma constitucional, quedarían como línea de defensa los tratados de libre comercio con Estados Unidos y con la Unión Europea, pero el daño sería mayúsculo. Contrasta la fuerte reacción que generó el apagón de Facebook en la sociedad con el tímido interés por el impacto negativo de la propuesta eléctrica.