Hace 40 años se estrenó la película The Terminator, que se posicionó en el imaginario colectivo como el símbolo de los riesgos del avance tecnológico, particularmente de la inteligencia artificial. Por eso, es común la broma de hablarle de manera amable y educada a ChatGPT, Gemini o Claude para que nos traten bien cuando ocurra su inevitable dominio de la humanidad. Sin embargo, no es tan en broma la ansiedad de muchos que advierten escenarios apocalípticos relacionados con esta tecnología, los cuales tienen más que ver con la ciencia ficción que con la viabilidad técnica de contener riesgos más realistas. El daño que el personaje de Terminator le hizo a la psique colectiva es poco constructivo, porque los proponentes de ciertos grados de regulación tienen un marco de referencia de 1980 en el que los humanos tienen la capacidad de contener a las máquinas. En realidad, será la tecnología la que nos ayudará a atajar riesgos menos dramáticos, pero relevantes y consecuentes.
HER
La película Her (2013), ofrece un referente mucho más cercano a lo que estamos presenciando actualmente en el campo de la inteligencia artificial. En la película, la actriz Scarlett Johansson interpreta la voz de una asistente virtual de la que se enamora el personaje interpretado por Joaquin Phoenix. El mérito de Her radica en su capacidad profética, dado que en el momento de su estreno no existía nada cercano a la inteligencia artificial generativa. De hecho, el documento fundacional de la inteligencia artificial titulado Attention is All You Need se publicó hasta 2017. Los riesgos que entraña Her son mucho más profundos y sutiles que los presentados por un robot asesino como el T-800 de The Terminator. En Her, los riesgos están relacionados con la dependencia que genera la tecnología y la vinculación emocional con un ser sintético en una sociedad proclive a la soledad. Además, no son tan visibles los efectos de segundo orden que podría tener un sistema de esa naturaleza en términos de manipulación, incluso en la fertilidad, que hoy en día ya es un problema.
SOBERBIA
Es obvio que entre las narrativas de Terminator y Her, las compañías tecnológicas optan por el arquetipo de la película que protagoniza Scarlett Johansson. Por eso, es lógico que el presidente de OpenAI, Sam Altman, se haya empeñado en que la voz de la actriz fuera la versión hablada de ChatGPT 4.0. Sin embargo, ante la negativa de Johansson, Altman cayó en la tentación de desarrollar una voz similar sin advertir que se le abriría un frente de relaciones públicas cuando la actriz decidió hacer pública su inconformidad. El reclamo toca uno de los puntos más delicados de la inteligencia artificial: el respeto a los derechos de propiedad intelectual. Por otro lado, también evidencia la soberbia de Altman, quien pensó que podría salirse con la suya. No obstante, fue rápido en su respuesta, ya que el tema podría haber llegado hasta los juzgados, lo que le habría generado un costo enorme, independientemente de la orientación de la resolución jurídica del episodio.
ECOSISTEMA
La semana pasada y lo que va de esta, se hicieron anuncios en materia de IA generativa. En primer lugar, un día antes de Google I/O, OpenAI liberó del muro de pago su modelo más potente, el GPT-4, lo cual probablemente no hubiera ocurrido sin Llama 3 de Meta, que es de arquitectura abierta y que lanzará una versión con más parámetros tan poderosa como GPT-4. La letra “o” en el GPT más reciente muestra la potencia de la multimodalidad, que va a ser la constante. Google mostró la multimodalidad con el músculo de su ecosistema de productos y soluciones, aunque sigue siendo lenta para llegar al mercado. Microsoft apalancó el hardware presentando computadoras personales que harán inteligencia artificial generativa de borde en los dispositivos para completar la que se hace en la nube, con lo cual ataja a Apple, cuya única apuesta actual es hacer una alianza ante su incapacidad de desarrollar un modelo fundacional de inteligencia artificial. Falta ver qué hacen o presentan AWS y Anthropic, mientras algunos siguen atrapados en el trauma de Terminator.