Rodrigo Pacheco
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La elección y las reformas

Faltan 62 días para el martes 5 de noviembre, cuando los estadunidenses asistirán a las urnas y definirán quién será el próximo habitante de la Casa Blanca. Antes de que Joe Biden declinara la candidatura demócrata, el escenario más probable era que Trump iba a arrasar; sin embargo, la vicepresidenta Kamala Harris ha logrado cerrar la brecha en varios de los estados clave como Wisconsin, Michigan, Pensilvania y Ohio, lo que promete generar una elección muy cerrada.

 

LA FRAGILIDAD

Un evento geopolítico o un fenómeno doméstico pueden inclinar la balanza hacia el campo demócrata o republicano, por ello es que el gobierno de Joe Biden ha sido muy cuidadoso en la contención del presidente López Obrador, y el político mexicano lo sabe. En la urgencia de la aprobación de la reforma al Poder Judicial y la que conlleva la desaparición de varios órganos autónomos, hay un componente de vanidad del presidente saliente, pero también hay un cálculo político muy concreto. El presidente López Obrador sabe que si México deja de cooperar en materia migratoria y abre el dique que ha contenido la migración, puede dislocar las posibilidades de Kamala Harris, detonando una crisis en la frontera. Él sabe que ellos saben.

 

 

EN EL FILO

Al presidente López Obrador no le gustaron las declaraciones del embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, y decidió poner en pausa el diálogo con el diplomático, pero no dio el paso formal de llamarlo a consultas y mencionó que mantiene la cooperación cotidiana. Ayer martes 3 de septiembre, el embajador Salazar volvió reconocer que se necesita una reforma al judicial, pero también reiteró que, de hacerse mal, puede impactar la relación bilateral y aclaró que su declaración es reflejo de las preocupaciones que le han expresado. A pesar de los desplantes y berrinches, de aquí al 5 de noviembre, Estados Unidos evitará incomodar al presidente López Obrador.

 

EL EFECTO

De no tener elecciones concurrentes, Estados Unidos tendría una reacción más fuerte ante las reformas que está buscando aprobar el partido en el poder en México, pero aunque el gobierno actual de la Casa Blanca actúe de manera contenida, los mercados no lo harán, y es por ello que el tipo de cambio experimentó una depreciación acelerada de 16 por ciento entre el 31 de mayo y el 2 de septiembre. Una vez que Estados Unidos tenga un presidente electo, la posición frente a México será más enfática. En caso de que gane Kamala Harris es probable que mantenga el estilo de Biden, que fue discreto, pero eficaz, como lo demostraron con los ajustes al decreto transgénico. En caso de que gane Trump, tendrá muchas palancas de negociación con México, aunque a diferencia de los demócratas, el republicano es más transaccional; es decir, los problemas de la democracia mexicana no le interesan siempre y cuando el gobierno de Palacio Nacional cumpla sus condiciones.

 

 

CAMBIO DE MODELO

Las reformas propuestas representan un intento de transformación radical del modelo político del país, con graves consecuencias económicas potenciales. El aparente intento de usurpación de la alcaldía Cuauhtémoc, mediante la manipulación del Tribunal Electoral de la Ciudad de México, no es una mera controversia, sino un alarmante ataque a los principios democráticos fundamentales. Esta maniobra, que busca torcer los órganos de decisión electoral, es un presagio inquietante de lo que podría convertirse en un patrón sistemático de abuso de poder.