Rodrigo Pacheco
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Tres cuerpos proféticos

Aunque la ciencia ficción casi siempre está situada en el futuro, nos ofrece un espejo de las aspiraciones y miedos del presente. Y como algunas veces dichas visiones se materializan, parecen proféticas. El problema de los tres cuerpos, que recientemente fue llevada a la pantalla por Netflix, es una de las grandes obras de ciencia ficción de las últimas décadas. El autor es Liu Cixin, nacido en Beijing en 1963, y su vasta novela se extiende a lo largo de siglos, milenios y millones de años hasta llegar al Big Crunch, con una constante que convierte a los héroes en villanos a ojos de la sociedad humana que, por más avanzada que sea tecnológicamente, vuelve a sus comportamientos colectivos, miopes y autodestructivos.

 

 

LA REVOLUCIÓN CULTURAL

La novela arranca con la Revolución Cultural impulsada por el padre de la China moderna, Mao Zedong, quien en ese episodio histórico convirtió en enemigos del pueblo a los que antes eran de la élite política e intelectual del país; el eco de las constantes purgas de Mao se refleja en la obra de Liu Cixin. A diferencia de los héroes de las novelas occidentales, los personajes de Liu Cixin son figuras que ejecutan su deber con gran agobio; son ungidos e idolatrados por la sociedad para después ser despreciados y, a pesar de ello, mantienen su trayectoria inalterable, lo cual muchas veces termina en derrotas estruendosas. En toda la obra los proyectos colectivos pueden tener efectos positivos en el corto plazo, pero invariablemente fallarán, lo que refleja la incapacidad de la sociedad para enfrentar problemas abstractos.

 

 

ESPIONAJE

Un aspecto interesante de la novela es el espionaje perfecto que los rivales de la humanidad utilizan para derrotarla y controlarla. En ello, Liu es profético, cuando se publicó la novela en 2006, los teléfonos celulares no estaban en todas partes y el gobierno de Hu Jintao no había desarrollado las poderosas herramientas tecnológicas que hoy le permiten al régimen de Xi Jinping y su aparato de espionaje saber con exactitud milimétrica lo que dicen sus gobernados, lo que hacen, con quién se reúnen, qué pagan y qué buscan en internet. Aunque una buena parte de los gobiernos de todo el mundo espían a sus ciudadanos, nadie parece hacerlo con tanta eficacia ideológica como China. Con las nuevas herramientas de inteligencia artificial, el control será cada vez mayor, pero como lo refleja la novela, eso no es suficiente para una derrota permanente.

 

 

LA TECNOLOGÍA

No se puede leer la novela de Liu sin hacer paralelismos con la historia china, en la cual la soberbia y un exceso de confianza los llevó a subestimar las capacidades tecnológicas de las potencias europeas en el siglo XIX. Lo mismo le ocurre una y otra vez a la humanidad en la novela. Me sorprende que la obra se venda sin mayor trámite en la China de Xi Jinping. El problema de los tres cuerpos es profética en lo social, llevando a los extremos el exceso de corrección política y los péndulos inevitables, pero sobre todo es útil en 2024. Uno de los cuerpos es el pasado, otro el presente y el tercero el futuro, con la constante de la incapacidad humana de abordar problemas globales de mediano y largo plazo.