La propensión que tenemos como país a mirarnos el ombligo y entretenernos en discusiones para definir si vamos en reversa y a qué velocidad provocó que pasara relativamente desapercibido un anuncio que tiene un potencial transformador en la inclusión financiera y que, a su vez, plantea muchos retos.
El anuncio lo realizó Coinbase, la plataforma de intercambio de criptoactivos más grande del mundo que cotiza en Nasdaq con una valor de capitalización de mercado de 50 mil millones de dólares. La compañía de criptoactivos ocupó los titulares internacionales con su incursión al Super Bowl mediante un comercial por el que habría pagado 14 millones de dólares y que sorprendió por tener cero costo en producción y un gran éxito, pero la clave del anuncio para México fue que incursionará en el negocio de las remesas de Estados Unidos a nuestro país con una propuesta de permitir el envío de dinero a través de una criptomoneda o una stablecoin, como USDC, que está afincada al precio del dólar, y que puede ser cambiada por pesos en más de 36 mil puntos en nuestro país, entre los que se incluyen Oxxo, Elektra, Walmart y varios de los bancos más grandes del país. Coinbase logra el alcance de puntos de recepción mediante una alianza con Remitly, una compañía que, de acuerdo con la Profeco, en enero cobró en promedio una comisión de 3.99 dólares y dio un tipo de cambio promedio dicho mes de 20.18 centavos que estuvo relativamente castigado con respecto a la que dio el mejor tipo de cambio que fue PagaPhone Smartpay que fue de 20.71, aunque una comisión de 10 dólares, aunque muy por encima de Western Union que fue la peor con 19.93 pesos por dólar y una comisión de 8 dólares.
La magnitud de las remesas en México que el año pasado sumaron 51 mil 593 millones de dólares, a través de 136 millones de operaciones, dan a la incursión de Coinbase un potencial enorme para familiarizar a millones de mexicanos con los criptoactivos y abrir un mercado de mucho potencial a la gestión de este tipo de activos y competir con la plataforma mexicana Bitso, que ha logrado una valuación de 2 mil 200 millones de dólares y que ha picado mucha piedra regulatoria para poder operar en México y en varios países de América Latina.
OPORTUNIDAD Y RIESGO
Las criptomonedas han logrado captar la imaginación de millones de personas, en primer lugar el de aquellos libertarios que quieren acabar con lo que perciben como el yugo de los bancos centrales y los gobiernos sobre el dinero, no es casualidad que Bitcoin haya nacido al calor de la crisis 2008 cuando el sistema financiero llevó al mundo al borde de una segunda Gran Depresión.
Las criptomonedas también atraen a muchos entusiastas de la tecnología, sobre todo por el potencial que tiene el blockchain, en soluciones tecnológicas descentralizadas que no necesariamente están vinculadas el dinero. Un tercer grupo de entusiastas de las cripto ha surgido desde el año pasado gracias a la evolución exuberante del precio, sobre todo de Bitcoin, que las hace atractivas en la búsqueda de un camino rápido, casi milagroso hacia una riqueza rápida. El anuncio de Coinbase hace previsible que el precio de algunos criptoactivos como Bitcoin va a seguir subiendo como consecuencia de un mercado que se hace más amplio y profundo aunque considero que en el mediano y largo plazo, el precio del Bitcoin en particular no es sostenible sobre todo porque no va a la par de la funcionalidad de una moneda.
En cuanto a los criptomonedas en general no veo un cambio profundo en lo político y social que permita que los bancos centrales y los estados-nación cedan su soberanía a un mecanismo blockchain aunque sí se vislumbra un futuro de las stablecoins, como USDC, aunque no parece tener ventajas sustantivas en cuanto al dinero digital. Más allá del futuro del dinero en sí, el anuncio de Coinbase abre muchas posibilidades por la sofisticación a la que tendrá acceso un sector que tradicionalmente ha estado subatendido.